martes, 6 de mayo de 2008

La Casa del Cafè


En los inicios de la República de Venezuela, concretamente en 1838 el gobierno de aquel entonces firma un tratado con las ciudades alemanas de Hamburgo, Bremen y Lübeck para intercambiar productos con ciertas ventajas aduaneras. A partir de entonces se establecen varias firmas comerciales en Maracaibo, de origen alemán, que incorporan el capital, que no existía en Venezuela, en la producción y comercialización del café. Entre éstas casas estaban las de Blohm, Van Dissel & Thies (Botica Alemana), Steinvorth, Minlos & Breuer y otras que conformaron una red de comercialización muy importante y que perduró hasta las primeras décadas del siglo XX.
Fue el eje cafetalero entre San Cristóbal, Cúcuta y Maracaibo, a través del cual se exportaba todo el café de los Andes Venezolanos y del occidente de Colombia hacia los puertos de Hamburgo, Nueva York y Le Havre. Al mismo tiempo, estas casas importaban artículos manufacturados del exterior como maquinarias, medicinas, licores, vinos y alimentos. Los alemanes se establecieron en el Táchira para dirigir sus negocios , como en el caso de la Botica Alemana y propiciaron la constitución de sociedades mercantiles en Santa Cruz de Mora y Tovar con jóvenes empresarios de la región y emigrantes venidos de Italia, para la compra-venta del café.

Tal es el caso de la Casa Burguera, fundada por Elías Burguera García en 1881, la cual llegó a convertirse en una empresa generadora de empleo, desarrollo y riqueza para la región, desde sus inicios hasta su desaparición a mediados del siglo XX.

Este notable empresario, natural de Táriba, quién llegó a Tovar desde niño, con una modesta herencia paterna se dedicó a las actividades comerciales trabajando intensamente, para lograr el desarrollo del valle del Mocotíes. Don Elías estuvo al frente de la misma, desde su fundación, hasta su muerte en 1900. La Casa comercial se instaló al frente de la calle Bolívar, haciendo esquina con la iglesia, en pleno centro del poblado, ocupando toda una manzana. En sus amplios patios y corredores, se descargaba el café de las mulas que venían desde los campos de Pregonero, Guaraque, Santa Cruz de Mora, Zea y otros sitios del interior del estado.
De allí se cargaba de nuevo para llevarlo hasta los puertos fluviales, siguiendo el camino del lago de Maracaibo, en largas caravanas que atravesaban valles y ríos en jornadas de varios días. En aquella época, los peones de la casa ganaban un Bolívar diario. El arreo era de 12 mulas que cargaban el café en bultos de 60 Kilos.
En la Casa Burguera, los campesinos adquirían los implementos necesarios para el cultivo y procesamiento del café. También había un departamento de víveres, mercancías secas y vinos importados de Europa, a través del puerto de Maracaibo. El aumento de la demanda de café en Alemania, Francia, Inglaterra y los Estados Unidos, donde se cotizaba a muy buen precio, aumentó los volúmenes de compra por parte de las casas alemanas establecidas en Maracaibo, con fines de exportación.
La casa también cumplió las funciones de banco, pues daba créditos a los agricultores, para financiar las cosechas, créditos éstos que eran pagados posteriormente con la venta del café. También respaldaba el Bolívar, que era la moneda nacional, en una época de poca credibilidad, cuando las monedas fuertes eran la morocota y las libra que se usaban frecuentemente en las negociaciones. De esta manera, la casa cumplió el mismo papel que las casas alemanas de crédito, establecidas en Táchira y Trujillo, a mediados del siglo XIX.
Cuando el precio del café disminuía, entonces los agricultores perdían, pues el café no daba para sostener el costo de producción de las fincas. En algunos casos, éstos debían hipotecar sus tierras y, al no poder pagar los compromisos, perdían sus propiedades y las fértiles tierras engrosaban el patrimonio de la casa. Fue así como la casa se convirtió
en pocos años en propietaria de grandes haciendas productoras de café, como San Buenaventura, Cacique-Totumal, San Felipe, Maporal, El Playón, Vijagual, Santa Inés, y otras, las cuales producían, además de café, caña de azúcar, trigo, yuca, y ganado, vacuno, porcino y mular. De esta forma, al disponer de una red de haciendas productoras de otros rubros distintos del café, la Casa Burguera estableció un sistema comercial mucho más amplio que le permitió desarrollar a gran escala la actividad agrícola en el valle del Mocotíes.
La Casa Burguera desaparece en 1946, debido a la falta de una buena administración por parte de los herederos de aquel hombre visionario y trabajador que fue Don Elías. En ese momento el café había pasado al segundo lugar como producto de exportación, por el surgimiento del petróleo. Estos factores hicieron desaparecer a una importante empresa que dejó una huella profunda en la historia de Tovar.

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